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Amigos de la Tierra Internacional se solidariza con los campesinos y trabajadores indios en su protesta contra la desregulación y la corporativización de la agricultura y su lucha por la soberanía alimentaria, el antifascismo, la democracia y los derechos humanos.

Desde agosto de 2020, cientos de organizaciones de campesinos de la India han estado protestando contra tres nuevas leyes agrícolas aprobadas por el gobierno central. Alegan que estas nuevas leyes, en su conjunto, puentearán los mercados agrícolas regulados por el estado, eliminarán los límites al acaparamiento de existencias de productos agrícolas básicos y desregularizarán los precios sociales mínimos garantizados. Esto supondrá la apertura del sector agrícola indio al control corporativo, la destrucción del sistema público de distribución de alimentos y la producción de alimentos a pequeña escala, y un golpe devastador para los ingresos de los campesinos.

Alrededor del 70% de los 1300 millones de personas que viven en la India dependen de la agricultura para su sustento, y de ellos 800 millones han tenido que recurrir a la distribución pública de alimentos durante la pandemia de la covid-19. La economía agraria india lleva más de una década en crisis, debido al endeudamiento de los campesinos con los agrinegocios y los prestamistas, a una grave falta de inversión en agricultura, a los bajos precios agrícolas y al enfoque agrícola neoliberal, basado en el mercado, de varios gobiernos sucesivos.

Las organizaciones de campesinos presentan un frente unido en su protesta de que esta reforma no hará más que aumentar la precariedad, sobre todo para los campesinos pequeños y marginales. Exigen la retirada y revocación de las nuevas leyes agrícolas, y que el gobierno empiece un nuevo proceso de reforma en el que se escuchen las voces de los más afectados: los campesinos.

A pesar de una sólida oposición dentro y fuera del parlamento, las leyes fueron aprobadas en septiembre de 2020 mediante un proceso parlamentario cuestionable. No se consultó a los gobiernos de los diferentes estados que componen el país, y se aceleró precipitadamente el trámite durante el confinamiento draconiano de la covid-19.

La marcha de los campesinos desde varios estados de la India hasta la capital, Nueva Delhi, ha sido recibida con una brutal represión, incluyendo gas lacrimógeno, cañones de agua y anchas trincheras excavadas por la policía. Varios líderes campesinos han sido arrestados y detenidos y al menos 15 han perdido la vida. El enfoque del gobierno hacia la lucha de los campesinos hasta ahora ha sido falaz, diciendo “estar en conversaciones” con ellos mientras llevan a cabo una nefaria campaña de desinformación contra los campesinos en lucha, tildándolos de secesionistas y antinacionalistas.

A pesar de todo, el movimiento sigue fuerte y unido. La protesta de los campesinos ha recibido el apoyo de millones de trabajadores, dalits, adivasis (pueblos indígenas), mujeres, pescadores, pueblos tribales residentes en los bosques, sindicatos de estudiantes y otros grupos minoritarios y de la sociedad civil. Estas protestas han sido de las más nutridas e históricas contra el neoliberalismo, neocolonialismo, fascismo y las tendencias antidemocráticas del mundo. Cuentan con el apoyo de 1 de cada 4 trabajadores indios.

En todo el mundo, los impactos de los gobiernos y las instituciones internacionales (como el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio) a favor de la agricultura industrial, controlada por las corporaciones, y basada en el mercado, son claros. Este modelo ha destrozado el medio ambiente y sustentos, y ha contribuido al aumento del hambre y la malnutrición, la pobreza y las desigualdades sociales. No ha hecho más que exacerbar la crisis del hambre durante la covid-19, con el desmantelamiento de la infraestructura pública y la promoción de cultivos industriales a gran escala para la exportación, en vez de mercados de comida asequible, accesible y de cultivo local.

Los campesinos, las familias y los pueblos indígenas que cultivan la tierra son el futuro de la producción de alimentos. Siguen alimentando a la mayoría del mundo, sobre todo a los más marginalizados a quienes no alcanza el mercado. Sus prácticas indígenas y su liderazgo son la base para la agroecología: un camino para abandonar la agricultura industrial y dirigirse a un sistema alimentario basado en la justicia social y la soberanía alimentaria.

Queremos expresar nuestra solidaridad con los movimientos de los campesinos. Apoyamos su reivindicación de que el gobierno:

  • Revoque las tres leyes;
  • Ofrezca garantías legales para el Precio Mínimo Asegurado;
  • Revoque la Ley de la Electricidad (Enmienda) de 2020
  • Libere a los presos políticos.

¡No hay soberanía alimentaria sin pequeños agricultores! ¡La comida no es un mero producto industrial, es un derecho humano!

Imagen: Anil Varghese / Jibin Robin