No más impunidad nuclear: Recordando el desastre de Kyshtym en Rusia
60 años después del tercer desastre nuclear más grave de la historia la gente sigue sufriendo y las voces críticas son silenciadas. El mensaje es claro: el mundo necesita energías limpias controladas por las comunidades, no más impunidad de la industria nuclear.
Hoy hace 60 años ocurrió el desastre nuclear de Kyshtyn en la Rusia soviética.
El 29 de septiembre de 1957 explotó un contenedor de almacenamiento de desechos líquidos radioactivos en la central eléctrica de Mayak a base de plutonio en Ozerk, en la región de Chelyabinsk, al sur de los Montes Urales, liberando 20 millones de unidades Curie de radioactividad. Diez horas después, las nubes radioactivas se habían propagado sobre un área de más de 20.000 kilómetros cuadrados en las regiones de Chelyabinsk, Sverdlovsk y Tyumen.
En las tareas de limpieza de la zona participaron incluso escolares, además de soldados conscriptos. Se infringieron las normas de exposición y los límites máximos de exposición se excedieron con creces. Muchos trabajadores y trabajadores involucrados en las tareas de limpieza absorbieron dosis letales de radiación superiores a 100 Roentgen.
El desastre de Kyshtym es el tercer desastre nuclear más grave de la historia, con un registro de Nivel 6 en la escala internacional de accidentes nucleares (INES, por su sigla en inglés), solamente superado por los desastres de Chernobyl en la Ucrania soviética y de Fukushima en Japón (ambos de Nivel 7).
Tras el accidente, 248 poblados de la zona del río Techa fueron reasentados. Oficialmente, más de 500.000 personas sufrieron exposición radioactiva, además del personal militar no incluido en esa cifra. Todavía hay muchos afectados en zonas contaminadas que no son reconocidos como tales y que no han recibido ninguna compensación por la violación de sus derechos.
Asombrosamente, la central de Mayak todavía sigue funcionando, ahora como planta reprocesadora de combustible nuclear usado, derivado de centrales nucleares y sitios de patrimonio nuclear en toda Rusia.
Es más, a pesar de estos desastres, a la empresa estatal rusa de energía nuclear Rosatom se le ha permitido proseguir con su devastación en todo el mundo sin ningún tipo de trabas. Quiere construir docenas de reactores nucleares en Rusia y pretende además exportar sus tecnologías nucleares letales a otros países.
Una de esas centrales de energía nuclear que ya está en construcción es la central eléctrica nuclear de Rooppur en Bangladesh. El acuerdo nuclear Rusia-Bangladesh establece que el combustible usado de la central tiene que ser devuelto a Rusia y probablemente termine en Mayak.
La gente de Kyshtym y las zonas aledañas seguirán pagando con sus vidas por este tipo de energía peligrosa. La gente de Bangladesh también merece energías limpias renovables controladas por la comunidad, no este proyecto de energía nuclear.
“La población local sigue padeciendo la tragedia interminable de Kyshtym. Los negocios nucleares de Rosatom con países extranjeros sólo traerán más desechos peligrosos de vuelta al entorno hogareño de los pobladores locales e incrementarán la amenaza nuclear”.
Vitaly Servetnik, co-presidente de Russian Social-Ecological Union/ Amigos de la Tierra Rusia
“La energía nuclear es riesgosa para Bangladesh, un país que ni siquiera puede manejar sus desechos municipales. Compartimos las preocupaciones e inquietudes de nuestros amigos en Rusia, y nos comprometemos a trabajar juntos para desmantelar los poderes excesivos de las corporaciones y empresas transnacionales. El camino energético para Bangladesh está claro: no debemos invertir en energía nuclear letal sino en energías limpias de propiedad de las comunidades y controladas por ellas”.
Syeda Rizwana Hasan, presidenta de Bangladesh Environmental Lawyers Association (BELA)/ Amigos de la Tierra Bangladesh
Pero criticar las actividades de Rosatom supone graves riesgos.
Las ONG y activistas más críticos de las actividades de Rosatom en Rusia son tachados de ‘agentes extranjeros’, amenazados y forzados a dejar el país.
Esta ley apunta a marginar, difamar y eliminar las voces críticas de los ambientalistas. Al amparo de esa ley, 160 ONG rusas han sido acusadas desde 2013 hasta la fecha, 31 de las cuales son organizaciones ambientalistas, de las cuales al menos un tercio hacían trabajo antinuclear. Quince de las 31 organizaciones ambientalistas ya fueron clausuradas al amparo de esta ley injusta, y hay más que enfrentan la misma suerte.
Nadezhda Kutepova, una defensora ambientalista de derechos humanos residente de Ozersk trabaja desde hace muchos años apoyando a las víctimas. Era una de las voces más críticas contra Rosatom. Después que su organización fue rotulada como agente extranjero, ella recibió amenazas y riesgo de ser procesada penalmente por espionaje, y tuvo que escapar del país por la seguridad de sus tres hijos.
Rosatom y otras empresas nucleares ahora están intentando promover la energía nuclear como una solución baja en carbono en las negociaciones de la ONU sobre el clima. Esta es una falsa solución al cambio climático, ya que la central depende de emisiones de carbono en todo su ciclo de vida y conlleva otros riesgos de generan violaciones de derechos humanos, entre ellos el silenciamiento de defensores de derechos humanos y ambientales y sus voces críticas.
La energía nuclear genera más problemas que soluciones debido a sus inmensas cantidades de desechos nucleares persistentes que conllevan riesgos para la gente y el medioambiente.
Amigos de la Tierra Internacional se suma a Amigos de la Tierra Rusia y muchos otros grupos de Amigos de la Tierra en todo el mundo exigiendo un futuro libre de energía nuclear:
- Exigimos que Rosatom cese todos sus nuevos proyectos nucleares en Rusia y el resto del mundo.
- Exigimos que el gobierno de Rusia no le brinde más subsidios a la industria nuclear y que la inversión pública se vuelque a asuntos sociales, a las víctimas de la energía nuclear y a soluciones energéticas renovables.
- Exhortamos al gobierno de Rusia a proteger a su pueblo, respetar los derechos humanos universales y continuar apoyando las negociaciones mundiales por un tratado vinculante de la ONU sobre empresas transnacionales y derechos humanos con el fin de frenar los abusos corporativos empresariales y las violaciones de derechos humanos, incluidos los derechos de los defensores del medioambiente.
- Exigimos acuerdos climáticos libres de energía nuclear y protección para los defensores ambientales críticos de las políticas de Rosatom.
- Exigimos justicia para todos aquellos cuyas vidas jamás volverán a ser lo mismo debido a desastres nucleares y otros crímenes empresariales.
Mira ‘Wasteland’, un documental sobre las consecuencias ambientales de la central de Mayak (en inglés).
Gennady Shabarin/ Green World (2009)