Enero 14, 2001 – Un barco encallado desde hace casi una semana junto a la Isla San Cristóbal se encuentra derramando la mayor parte de su cargamento de 243 mil barriles de búnker y diesel en los frágiles ecosistemas marinos de la Islas Galápagos.

El barco «Jessica», propiedad de la empresa ACOTRAMAR, llevaba combustible para uso de grandes naves turísticas y para el consumo de las instalaciones aeroportuarias de la Isla Baltra. El 16 de enero, una impericia del piloto encalló la nave en las cercanías de la Isla San Cristóbal, produciendo además la rotura de sus tanques de almacenamiento, por lo cual el combustible empezó a verterse al mar.

A pesar de todo el tiempo transcurrido desde el accidente, el hidrocarburo se sigue derramando y el gobierno ecuatoriano no ha tomado medidas realmente efectivas que salvaguarden los ecosistemas de las islas de los desastrosos efectos del derrame. En lugar de movilizar con agilidad el equipamiento aéreo y marino para evacuar el combustible de la nave, se están utilizando tan solo sistemas manuales de recolección y solventes biodegradables, que no alcanzan a neutralizar la totalidad del derrame. Los solventes utilizados no dejan de ser tóxicos, y no se especifica el tiempo que permanecerán en los ecosistemas marinos ni sus efectos sobre la fauna y flora marina.

La provisión de combustible a las Islas Galápagos constituye una amenaza permanente a este sitio declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad. La alta demanda de hidrocarburos, proveniente sobre todo de la industria pesquera, el turismo y la generación de energía eléctrica, ponen en riesgo la conservación de las islas y la misma sustentabilidad de estas actividades.

Por otro lado, los barcos que proveen de combustible a las islas no poseen el equipamiento mínimo que les permita cumplir su función con seguridad. Como ejemplo, el barco encallado no poseía un sistema de doble tanque que proteja el lugar donde se transporta el combustible, lo cual es un requerimiento internacional para el transporte marino de productos tóxicos. Tratándose de las Islas Galápagos, es una irresponsabilidad el permitir que este tipo de naves naveguen por las aguas de la reserva.

Esta serie de «descuidos» y negligencias por parte de las instancias oficiales responsables de proteger a las Islas Galápagos forman parte de una serie de eventos que revelan el poco interés que tiene el Gobierno ecuatoriano en la conservación de este Patrimonio Natural de la Humanidad. La existencia de fuertes intereses, incluso dentro del gobierno, por parte de la industria pesquera y turística están poniendo en peligro los ecosistemas de las Islas, pues son sectores empresariales que solamente buscan el lucro inmediato y no poseen ninguna conciencia ambiental. Como es conocido, los pescadores industriales insisten en la reducción de la Reserva Marina de Galápagos con el fin de permitir que sus grandes buques con redes de arrastre recorran estas aguas, recogiendo no solo atún, sino también delfines, tiburones, tortugas, leones marinos o cualquier otro ejemplar de la fauna isleña.

La degradación de las Islas Galápagos es un crimen, cuyo responsable es el Gobierno ecuatoriano debido a su política de debilitar la autoridad ambiental del país, dejar en la impunidad los delitos ambientales de sectores depredadores, y no movilizar todos los recursos disponibles para evitar tragedias como este derrame de combustibles. Todos los sectores sociales deben exigir al Gobierno tomar las medidas necesarias para salvaguardar la integridad de los ecosistemas de las Islas Galápagos de todos los peligros que los acechan.

Natalia Arias
Presidenta
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