Honduras es un país militarmente ocupado por Estados Unidos de América. El 28 de junio de 2009 se produjo el golpe de Estado por los jerarcas de las Fuerzas Armadas de Honduras, gestado por el Pentágono y la oligarquía nacional e internacional contra el gobierno del presidente Manuel Zelaya. No existieron razones jurídicas ni éticas que justificaran el golpe, por el contrario, fue el inicio y continuidad de la instalación de un Estado militar-policial, carcelario, violador de los derechos humanos y corrupto, que llegó a ser calificado como un “narcoestado” en situación de excepción permanente.

Durante 12 años después del golpe de Estado, proliferó el narcotráfico, las masacres, la tortura, el femicidio, elecciones fraudulentas, venta del país a las transnacionales, una de las tasas de homicidios más alta en el mundo y una tasa de impunidad de más del 90%.

El 27 de agosto de 2014 fue asesinada Margarita Murillo, dirigente campesina, defensora del derecho de la vida comunitaria, cuyo crimen continúa impune. Entre las defensoras emblemáticas del ambiente se destacó Berta Cáceres, alta dirigente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), premio Goldman, quien por defender los ríos y la madre tierra fue asesinada el 3 de marzo de 2016, cuyo crimen permanece todavía impune en sus autores intelectuales.

En la última década ha sido objeto de continuas amenazas a la vida la dirigencia de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), por policías, militares, y narcotráfico, particularmente su dirigente, Miriam Miranda, y su equipo directivo. Situación que se ha reflejado en el desplazamiento de las comunidades, tanto en las zonas cercanas a los puertos de Tela, Trujillo, Castilla y la zona del Aguán y Vallecito.

Estas comunidades al defender el agua, al luchar contra el extractivismo minero y la construcción de represas hidroeléctricas y la explotación de las empresas de palma africana apoyada por el Banco Mundial, se han constituido en defensoras del ambiente y los derechos humanos y por lo tanto han sido objeto de asesinatos, tortura y otras violaciones a sus derechos.

Hacemos público reconocimiento a las acciones de solidaridad nacional e internacional durante y después del golpe de estado militar en Honduras y frente a los hechos que comenzaron en el año 2014.

Han sido muy valiosas las enseñanzas de esta experiencia de la solidaridad internacionalista de Amigos de la Tierra Internacional (ATI) y ATALC, -destacándose Karin Nansen, Silvia Quiroa, Loreto de Amunátegui, Natalia Salvático, Danilo Urrea y miembros de diferentes organizaciones: Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), Grassroots Internacional, FIAN International, La Vía Campesina, Jubileo Sur Américas (JSA), La Jornada Continental por la Democracia y contra el neoliberalismo, entre muchas otras.

El Sistema de Solidaridad Internacionalista (SSI) y su trabajo se destaca: respuestas rápidas sin importar horas del día, la noche o fines de semana o feriados, atención eficiente y organizada a los casos graves, gestión de respuestas efectivas de organismos de cooperación internacional y de parlamentarios europeos y cuerpos diplomáticos, fortalecimiento de los grupos locales, comunicaciones oficiales a funcionarios del gobierno e instituciones de derechos humanos, apoyo a la organización del Comité garífuna de investigación y búsqueda de los desaparecidos de Triunfo de la Cruz (SUNLA), y conferencias virtuales nacionales e internacionales dirigidas por OFRANEH.

Estas actividades fueron indirectamente una presión para influir en la protección de personas que podrían ser objeto de los cuerpos represivos del Estado. Consideramos también que estas acciones fueron importantes para presionar las políticas de Estados Unidos sobre la situación de Honduras, sobre todo porque en los grupos solidarios estaban presentes las compañeras de Estados Unidos, así como de Europa y América Latina.

Reiteramos nuestro reconocimiento a este significativo valor del internacionalismo solidario que han tenido nuestras compañeras/os de todas las organizaciones y movimientos antes señalados, y que es un sustancial apoyo para avanzar en el proceso democrático de Honduras. 

La lucha por la unidad y la dignidad histórica de los pueblos de América Latina y el Caribe, se ha expresado contra todas las formas de bloqueo que se han impuesto históricamente a Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Haití y en su momento Ecuador, que son actos inhumanos, violatorios de la autodeterminación de los pueblos. 

Asimismo, condenamos la inclusión que el gobierno pasado de Colombia hiciera de ese hermano país en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y estamos contra toda forma de guerra, fascismo, utilización de bombas nucleares, y cualquier uso de armas biológicas que pongan en peligro la paz mundial. 

¡Por el amor y solidaridad con el pueblo hondureño y por la defensa de la dignidad histórica de los pueblos de América Latina! 

Hacemos un nuevo llamado a la solidaridad internacionalista con el pueblo hondureño, esta vez para acompañarles en este sendero de transformación, y a seguir su ejemplo de tenacidad y lucha.