A cinco años de su adopción, el Acuerdo de París nos recuerda que las causas estructurales de la crisis climática siguen sin abordarse.

El 12 de diciembre se conmemora el quinto aniversario de la adopción del Acuerdo de París, por el cual 197 países acordaron limitar el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de 2°C respecto de los niveles preindustriales, con la meta puesta en 1,5°C. Sin embargo, las promesas o compromisos nacionales que son la columna vertebral del Acuerdo de París son insuficientes para mantener el calentamiento global dentro de estos umbrales de temperatura, y no tienen en cuenta la distribución equitativa de la responsabilidad entre los países. Los países desarrollados se han quedado bastante cortos en sus medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proporcionarle a los países en desarrollo el financiamiento y la asistencia técnica acordada para mitigación, adaptación y para afrontar las pérdidas y daños.
dipti bhatnagar, de Mozambique, coordinadora internacional del programa de Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional, afirmó:
“Aunque el Acuerdo de París no satisface las necesidades de justicia climática y de la ciencia del clima, el hecho que se firmara fue importante para demostrar unidad a nivel mundial y la necesidad urgente de limitar el aumento de la temperatura promedio mundial a 1,5 grados Celsius. Pero a cinco años de su adopción, el mundo sigue estando plagado de desigualdades, crisis más profundas de desempleo creciente, proyectos de combustibles fósiles y rescates para las empresas más contaminantes, además de la pandemia mundial del COVID-19. El origen de todas estas crisis interrelacionadas es en todos los casos el capitalismo extractivista movido por el afán de lucro. Exigimos un cambio de sistema, sistemas energéticos renovables de propiedad comunal y derechos para los Pueblos Indígenas y comunidades que están en la primera línea del frente para que puedan seguir protegiendo los ecosistemas que nos nutren a todas/os y al planeta».
Meena Raman, de Sabahat Alam Malaysia/ Amigos de la Tierra Malasia y la Red del Tercer Mundo, declaró:
“Desde hace ya demasiado tiempo, la falta de cumplimiento efectivo del mundo acaudalado a sus compromisos climáticos en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Clima ha sido una historia de falsas promesas. No da para celebrar el Acuerdo de París, y hacerlo luce como un intento más de engañar al público. La verdad es que el Norte global está muy lejos de hacer su parte de la distribución justa de la carga, no sólo en términos de la reducción de emisiones, sino también en cuanto a posibilitar una adaptación adecuada, encarar las pérdidas y daños en los países pobres y brindar financiamiento climático real. Los compromisos de metas de emisiones ‘cero neto’ son otro intento más de engañarnos para que creamos que estas metas son ambiciosas, cuando de hecho son demasiado poco demasiado tarde, además de falaces. ‘Cero neto’ es un concepto peligroso utilizado convenientemente por empresas contaminantes y gobiernos para eludir la responsabilidad de reducir sus emisiones. Pretenden usar las tierras, bosques, lagos y territorios de nuestros pueblos en el Sur global como sumideros de sus emisiones de carbono. ¡Estos ecosistemas no son sumideros de carbono para uso de los irresponsables culpables de la crisis climática!
Susann Scherbarth, encargada de la Campaña de Justicia Climática de Amigos de la Tierra Europa, dijo:
“La UE se enorgullece de sus políticas climáticas y de sus esfuerzos por elevar su meta actual de descarbonización a lo largo de los próximos 10 años, pero las autoridades europeas han perdido de vista la equidad. Europa ha emitido gran parte del carbono que recalienta hoy en día a la atmósfera, sin embargo, aunque las políticas de la UE están evolucionando, las autoridades europeas siguen sin hacer la parte que les corresponde de la distribución justa de las acciones para detener la crisis climática y cumplir con el acuerdo que hicieron y aprobaron en París hace cinco años. Quienes más van a sufrir son el planeta y los pueblos más afectados por el caos climático en todo el mundo”.
Karen Orenstein, directora del Programa de Clima y Energía de Amigos de la Tierra Estados Unidos, afirmó:
“Corresponde y está bien que el presidente electo Biden haya prometido que el primer día de su mandato volverá a sumarse al Acuerdo de París, pero Estados Unidos no merece aplausos simplemente por hacerse presente. Su gobierno debe invertir drásticamente el rumbo de excepcionalidad de “Estados Unidos primero” y de obstruccionismo a nivel internacional que primó durante décadas, y acogerse a un enfoque basado en la humildad, la cooperación y la solidaridad. Para esto se requiere que Biden haga valer las palabras de la Plataforma 2020 del Partido Demócrata y “comprometa a Estados Unidos a hacer la cuota parte que le corresponde de la distribución justa de la carga, y liderar al mundo en el esfuerzo por limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius…” Él también debe comprometerse a que Estados Unidos proporcione la cuota parte que le corresponde de fondos para que los países en desarrollo puedan pagar los costos de la adaptación y las pérdidas y daños permanentes provocados por eventos meteorológicos extremos”.
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