Activistas de Asia que luchan por un nuevo tratado mundial sobre el plástico

Un nuevo tratado mundial sobre el plástico podría volverse realidad esta semana, cuando jefas/es de Estado, ministras/os de Medioambiente y otras/os representantes de 175 países se reúnan en París para participar en la segunda sesión del Comité Intergubernamental de Negociación para elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos. Las negociaciones abordarán todo el ciclo de vida del plástico, incluida su producción, diseño y eliminación, con la esperanza de establecer un tratado ambicioso y de gran alcance sobre uno de los problemas ambientales más acuciantes del mundo.
El movimiento para dejar atrás el plástico ha ido creciendo en la última década, desde grupos comunitarios que recogen residuos en playas locales hasta moratorias nacionales contra las bolsas de plástico y el desarrollo de sistemas de empaquetado reutilizables. Tras años de acciones sostenidas y generación de conciencia por parte de comunidades, organizaciones y líderes, la crisis del plástico ha captado la atención del mundo y nos ha hecho llegar a este momento crucial.
Estas son algunas historias de tres activistas de Asia que se encuentran al frente de la lucha por un mundo sin desperdicios.
Contra el colonialismo de los desechos en Malasia
En 2018, China prohibió la importación de desechos plásticos desatando una reacción en cadena en el comercio mundial de desechos plásticos. Prácticamente de la noche a la mañana, Malasia se convirtió en el nuevo vertedero de plásticos del mundo.
“Pudimos ver lo que se venía incluso antes de que entrara en vigencia la prohibición de China y alertamos al gobierno malayo de este nuevo problema del comercio de desechos sucios. Los gobiernos suelen tardar en responder, por lo que es importante dar el primer paso en cualquier asunto”, afirmó Mageswari Sangaralingam, que irradia calma y una energía reflexiva mientras relata los cinco años de campaña con Sahabat Alam Malaysia / Amigos de la Tierra Malasia y otros grupos interesados en el trabajo contra el devastador comercio de desechos.

Esta lucha ha llevado a Mageswari de los campos de Malasia a los salones del poder en la capital y a las Naciones Unidas en Ginebra. Recorrió el país para documentar las denuncias de las comunidades por el mal olor del humo y las montañas de residuos desechados por los almacenes improvisados que surgieron para procesar los desechos plásticos. La quema de plástico es particularmente tóxica para la salud humana. Algunas/os integrantes de la comunidad se quejaron de problemas respiratorios y erupciones cutáneas, mientras madres y padres se preocupaban por sus hijas/os y ancianas/os tosían toda la noche. Junto con la Red de Acción de Basilea, que colocó dispositivos GPS en las corrientes de desechos, Mageswari pudo llevar un registro de los desechos ilegales que llegaban a Malasia y alertar a funcionarias/os del gobierno y a los medios. Este escándalo del comercio ilegal de desechos llegó a los titulares de las noticias, y generó un gran impulso para que se implementen cambios a nivel nacional y mundial.
Mageswari trabaja de forma diligente y metódica y está plenamente involucrada en campañas nacionales e internacionales, lo que significa que a menudo se levanta muy temprano para hablar con colegas al otro lado del mundo o participa en sesiones de estrategias muy tarde a la noche. Desde que comenzó a organizar el trabajo para frenar el comercio de desechos plásticos en Malasia, las importaciones se redujeron casi a la mitad, de unas 800.000 toneladas en 2018 a 400.000 toneladas en 2021, como resultado del endurecimiento de las normativas por parte de los gobiernos, la imposición de moratorias y la mayor aplicación de medidas a nivel internacional, como la inclusión de los desechos plásticos en el Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación.
“Una de las cosas que más me enorgullece es haber llevado los relatos de las comunidades de Malasia a las Naciones Unidas y que los gobiernos hayan escuchado y tomado medidas. Quizás no fue suficiente, pero ha marcado la diferencia en el terreno y nos inspira a seguir luchando”, dijo Mageswari.
Activistas construyen un monstruo gigante de desechos plásticos en Indonesia
Indonesia se enfrenta a un grave problema con el plástico, tanto por el comercio de desechos sucios como por la explosión del consumo a nivel nacional. Investigadoras/es de la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN) descubrieron que las sustancias químicas que contiene el plástico han contaminado la cadena alimentaria local y han expuesto a la población a toxinas vinculadas con graves problemas de salud, como cáncer, diabetes y daños en el sistema inmunitario. Al visitar las playas idílicas de Bali, cada mañana se ve a trabajadoras/es que recogen plásticos de la playa en una lucha interminable que amenaza tanto la vida marina como la industria turística de la que dependen tantos medios de sustento.
Abdul Ghofar, un activista de veintinueve años de WALHI/Amigos de la Tierra Indonesia, está intentando darle la vuelta a la situación. En 2019, Ghofar se sumó a varias organizaciones de la sociedad civil para comenzar la campaña “Pawai Bebas Plastik” o “Carnaval Libre de Plásticos”. En esta campaña nacional colaborativa se recurrió a actividades creativas y divertidas para involucrar a las personas en el proceso político, como conciertos, proyecciones de películas, acrobacias y grandes protestas al estilo de carnavales. Este movimiento ha contribuido a transformar el debate sobre los plásticos en Indonesia y ha llevado a más de 100 ciudades y gobiernos provinciales a implementar moratorias a los plásticos de un solo uso en diferentes artículos, como bolsas de plástico, sorbetes y espuma de poliestireno.
“Melawan dengan gembira! – Nuestra arma secreta en la lucha contra el plástico dañino es la alegría. Alentamos a las personas a sumarse a nuestro movimiento de basura cero y actuar de forma divertida y emocionante” afirmó Ghofar con una gran sonrisa en su rostro.
En 12 “auditorías de marca”, voluntarias/os recogieron desechos de toda Indonesia para construir grandes monstruos de plástico y de paso documentar qué marcas están contaminando el país. Coca-Cola, Danone, Unilever, Nestlé y otras grandes empresas transnacionales figuran en la lista de los residuos más encontrados.

Tras construir un pez gigante de desechos plásticos en 2019, el siguiente proyecto fue una serpiente de plástico de 15 metros de largo para el evento de 2022. La serpiente representaba el mar y las costas de Indonesia contaminadas con plásticos y pesaba tanto que se necesitaron diez voluntarias/os para transportarla durante las protestas, que se turnaban cada 10 minutos.
“Cuando aparece el monstruo de plástico ves como se le ilumina la mirada a la gente. Así, de manera divertida, entienden no sólo el problema, sino que también juntas y juntos podemos solucionarlo. Antes veíamos a la contaminación por plásticos como un problema personal, ahora entendemos que es un problema sistémico provocado por las grandes empresas y la falta de acción de parte de los gobiernos”, afirma Ghofar.
Activistas de toda Indonesia esperan que el nuevo tratado mundial sobre el plástico fortalezca sus campañas locales y nacionales. Todo el problema del plástico y los desechos tiene que abordarse mediante políticas públicas fuertes que fomenten la reutilización, prohíban los plásticos de un solo uso innecesarios, reduzcan la producción de plástico, eviten las falsas soluciones y hagan rendir cuentas a las grandes empresas.
Aprendizajes del vertido de plásticos en Sri Lanka
En 2021, la crisis del plástico llegó a las costas de Sri Lanka, cuando un contenedor vertió 1680 toneladas de gránulos de plástico y 9700 toneladas de otras sustancias químicas tóxicas al mar. El plástico acumulado en las playas llegó a una altura de 2 metros, destruyendo ecosistemas enteros. Fue una de las peores catástrofes ambientales de la historia del país, que sigue a la espera de una limpieza e indemnización adecuada.

“En el proceso de investigación hay falta de transparencia y rendición de cuentas, pero el público tiene el derecho a saber. No se ha realizado ninguna autopsia a las tortugas, delfines y ballenas que murieron para determinar que ingirieron estos plásticos y microplásticos a través de sus cadenas alimentarias”, afirmó Hemantha Withanage.
Por este motivo, su propia organización, el Centre for Environmental Justice (CEJ) / Amigos de la Tierra Sri Lanka, tomó la iniciativa y se asoció a universidades para realizar la investigación. Se encontraron altos niveles de toxinas, nitrógeno, metales pesados y sustancias que alteran el sistema endócrino, como el bisfenol e hidrocarburos poliaromáticos, adheridos a los gránulos de plásticos y en el agua alrededor del naufragio.

Hemantha ha llevado a cabo y ganado algunas de las demandas medioambientales más importantes de Sri Lanka, incluida una victoria que tuvo como resultado una mayor aplicación de la prohibición de las bolsas de plástico de un solo uso. El actual presidente de Amigos de la Tierra Internacional parece no cansarse nunca de los nuevos desafíos. Hemantha está incidiendo a favor de un nuevo y ambicioso tratado mundial sobre el plástico para que podamos aprender de la catástrofe de Sri Lanka y dejar atrás a los plásticos.
La contaminación de los océanos con plásticos es una sombría señal de un sistema terriblemente defectuoso. La cura tiene que ser algo más que superficial. Debajo de cada montaña de desechos plásticos acecha una crisis más compleja que involucra a la industria del petróleo, el consumo excesivo, el poder empresarial y las injusticias mundiales. Solo el 9 % de los plásticos producidos históricamente se han reciclado. Para ser eficaz, el nuevo tratado mundial debe actuar como una chispa para el cambio de sistema.