Cambio de sistema, resistencia, movilización y un fin a la impunidad de las empresas.

Estamos experimentando profundas crisis sistémicas interconectadas que representan una amenaza para la vida en el planeta. Las crisis del clima y la biodiversidad son el resultado de un sistema que privilegia las ganancias de las empresas transnacionales y pasa por alto los derechos de los pueblos y el medio ambiente.
Las empresas transnacionales continúan avanzando a paso firme por todo el planeta: monopolizan tierras, territorios y fuentes de agua, desplazan pueblos, destruyen medios de sustento y violan derechos humanos.
Los/as defensores/as de los derechos humanos y ambientales se encuentran en la primera línea de esta ofensiva. Padecen ataques sistemáticos, intimidación, silenciamiento e incluso asesinatos -una estrategia criminal utilizada por las empresas para imponer su poderío y asegurarse de obtener ganancias. Las mujeres, particularmente las mujeres indígenas y campesinas, sufren los efectos más duros de la violencia en manos de las empresas transnacionales.
Las actividades destructivas de las empresas transnacionales se imponen al mundo en contra de la voluntad de aquellos/as que han defendido históricamente el medio ambiente. Para colmo de males, esas empresas insisten ahora en que la mercantilización y privatización de la naturaleza son soluciones ante las crisis que ellas provocaron con su modelo de explotación. La solución real es el cambio de sistema, es decir, la creación de sociedades basadas en la soberanía de los pueblos y la justicia ambiental, social, económica y de género. El cambio de sistema significa abordar el tema de las corporaciones transnacionales y sus flagrantes abusos contra los derechos humanos y el medio ambiente.
Por lo tanto, no podemos recalcar lo suficiente la importancia histórica del Tratado de la ONU sobre Empresas Transnacionales con respecto a los Derechos Humanos (1) que se está negociando en Ginebra del 14 al 19 de octubre de 2019. Debemos lograr un instrumento internacional jurídicamente vinculante que nos permita, de una vez por todas, poner fin a la impunidad de las empresas transnacionales y garantizar el acceso a la justicia para todos los pueblos afectados.
En los últimos años, como parte de la Campaña Global para Desmantelar el Poder Corporativo y junto a movimientos sociales y pueblos afectados, hemos construido una propuesta de Tratado que se resume en los siguientes siete reclamos. Estos son esenciales si se quiere que el nuevo instrumento sea verdaderamente efectivo para los pueblos:
Reclamo #1: Alcance del Tratado Vinculante de la ONU sobre Empresas Transnacionales.
Este tratado debe enfocarse específicamente en las empresas transnacionales y sus cadenas de valor mundiales, que actualmente se encuentran más allá de cualquier legislación nacional o internacional.
Reclamo #2: Primacía de los derechos humanos sobre el comercio y las inversiones.
Este Tratado debe establecer la superioridad jerárquica de los derechos humanos por encima de los acuerdos de comercio e inversiones, garantizando que los derechos humanos y la soberanía de los Estados tengan prioridad por sobre los derechos de los inversionistas.
Reclamo #3: Obligaciones directas para las empresas transnacionales.
El Tratado debe obligar directa y jurídicamente a las empresas transnacionales, no solo a los Estados, a cumplir con el derecho internacional en materia de derechos humanos, el derecho internacional ambiental y los estándares laborales internacionales.
Reclamo #4: Responsabilidad de las transnacionales por las violaciones de derechos humanos a lo largo de todas sus cadenas de valor.
Este tratado debe abarcar todas las actividades de las transnacionales (las casas matrices, sus subsidiarias y afiliadas), así como sus cadenas de suministro (contratistas, subcontratistas y proveedores), los inversionistas que contribuyen con capital, y cualesquier otras entidades bajo su control.
Reclamo #5: Una Corte Internacional para las transnacionales.
La mayoría de las veces, las empresas transnacionales logran eludir su responsabilidad en las cortes nacionales por las violaciones de derechos humanos que han perpetrado, incluso cuando hay fallos firmes en su contra. Este tratado necesita fuertes mecanismos de implementación, incluida una Corte Internacional, para garantizar que se apliquen las obligaciones contenidas en él. Esta Corte debe ser capaz de recibir, investigar, juzgar y aplicar sus decisiones.
Reclamo #6: Derechos de las comunidades afectadas.
Este Tratado debe reconocer la autoridad moral y legítima de los pueblos afectados por las actividades de las empresas transnacionales. El Tratado debe establecer el derecho a la indemnización, información, justicia y a las garantías de no repetición de ninguna violación de derechos humanos, y el derecho a rechazar cualquier proyecto que pueda afectar a los pueblos.
Reclamo #7: Protección contra la cooptación empresarial.
El Tratado debe evitar la influencia de las empresas transnacionales durante su preparación, negociación e implementación. El Tratado no puede permitirle a las empresas transnacionales continuar estableciendo sus propias reglas.
Debemos converger como sociedad civil, movimientos sociales, pueblos afectados y Estados para garantizar un Tratado Vinculante fuerte y efectivo. Debemos apoyar la resistencia local e internacional, participar en las movilizaciones populares, hacer participar a los Estados en todas partes del mundo, trabajar a favor de un cambio a nivel político y redimensionar las soluciones reales, las soluciones de los pueblos.
¿Cómo puedes involucrarte?
Consulta nuestra caja de herramientas, con todo lo que necesitas saber sobre el proceso del Tratado Vinculante de la ONU.
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(1) Título completo del Tratado según la Resolución 26/9: “Un Instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre las empresas transnacionales y otras empresas con respecto a los derechos humanos”, donde el término «otras empresas» se refiere a todas las empresas cuyas actividades operacionales tienen carácter transnacional y no se aplica a las empresas locales registradas con arreglo a la legislación nacional pertinente”.
Imagen: Victor Barro