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La última ronda de negociaciones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos sobre una Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) finalizó hoy en medio de la creciente desaprobación del público.
Tras otra semana de negociaciones, no se logró mayor transparencia sobre el contenido del acuerdo y hay nuevas pruebas que demuestran que existen grandes grupos de cabildeo empresarial que gozan de un acceso privilegiado a los equipos de negociación, como por ejemplo eventos dominados por las empresas y reuniones entre los negociadores y grupos empresariales.

Amigos de la Tierra Europa y otras 26 organizaciones, entre ellas grupos de consumidores, de derechos laborales y organizaciones que trabajan a favor de la transparencia y el comercio presentaron hoy un llamado conjunto dirigido a la Comisión Europea, que está negociando en nombre del bloque europeo, en el que piden más transparencia. En particular piden que el mandato de negociación, todos los documentos presentados por la UE y los textos de negociación se hagan públicos.

En la situación actual, a Amigos de la Tierra Europa le preocupa que el acuerdo sacrifique la democracia europea y las salvaguardas que protegen a las personas y el medioambiente.

Magda Stoczkiewicz, directora de Amigos de la Tierra Europa, dijo: «Luego de una semana de discusiones tras puertas cerradas, con acceso privilegiado para unas pocas multinacionales poderosas, los ciudadanos tienen el derecho a preocuparse por la clase de futuro que este acuerdo podría tener como resultado. Todos los textos de negociación deben publicarse para que el público sepa qué está sobre la mesa y qué impactos tendrá este acuerdo sobre la vida diaria de los europeos».

Los grupos de la sociedad civil denuncian los riesgos de la polémica cláusula sobre derechos de los inversionistas que le otorgaría a las empresas extranjeras el derecho de demandar a los gobiernos. Si se incluye en el acuerdo, un mecanismo de «resolución de conflictos entre inversionistas y Estados» podría poner en riesgo la capacidad de los Estados y las autoridades locales de realizar acciones preventivas para proteger la salud pública y el medioambiente, por ejemplo, mediante la prohibición de tecnologías riesgosas de extracción, tales como la fractura hidráulica.

En la Unión Europea, la creciente polémica por el asunto obligó a la Comisión Europea a anunciar la realización de una consulta pública sobre la cláusula referente a los derechos de los inversionistas.
Varias empresas multinacionales, inclusive el agronegocio, están haciendo un trabajo de cabildeo importante actualmente para que el acuerdo incluya salvaguardas más débiles, bajo el disfraz de una «coherencia regulatoria» sobre asuntos relativos a la alimentación, la seguridad química y los cultivos transgénicos.

«Las corporaciones están intentando desmantelar importantes reglamentaciones sobre salud y medioambiente argumentando que representan barreras para el comercio», dijo Erich Pica, Presidente de Amigos de la Tierra Estados Unidos. «Por ejemplo, este acuerdo comercial podría obligar a los consumidores europeos a aceptar riesgosos organismos modificados genéticamente y carne repleta de hormonas de crecimiento y medicamentos. También podría socavar los esfuerzos europeos para combatir la resistencia a los antibióticos, una situación que está dando lugar a una crisis de la salud pública».

Este artículo apareció originalmente en el sitio web de Amigos de la Tierra Europa