A protest by environmental activists in Sri Lanka during the recent crisis © Janaka Withanage

En agosto de 2022 conversamos con Chalani Rubesinghe, defensora de la transformación de los sistemas alimentarios e integrante de Amigos de la Tierra Sri Lanka, conocida localmente como el Centro de Justicia Ambiental (CEJ). Chalani nos contó sobre la crisis alimentaria que se vive en Sri Lanka, los impactos de la repentina prohibición de los fertilizantes sintéticos por el gobierno en 2021 y la lucha por llevar la agroecología a un país que tanto depende de los insumos industriales.

El audio de la entrevista lo pueden escuchar en Radio Mundo Real.

El paisaje agrícola de Sri Lanka cambió por completo durante la Revolución Verde de la década de 1960, con la imposición de maquinaria y tecnología modernas, semillas híbridas y fertilizantes químicos en el país, junto con el cambio a un sistema alimentario totalmente comercializado.

Anteriormente, Sri Lanka tenía un sistema agrícola ecológicamente sustentable.

“Se cultivaba de manera tal que se protegía el entorno natural, sirviendo de sostén para los seres vivos y protegiendo la salud humana. Solía ser un sistema muy interactivo”, explicó Chalani.

Las/os agricultoras/es practicaban el cultivo intercalado (sembraban diversos cultivos en la misma superficie) y la agrosilvicultura (plantaban árboles y arbustos cerca de los cultivos con el fin de aumentar la productividad y mejorar la salud del suelo). La fertilidad natural del suelo se mantenía mediante la rotación periódica de los cultivos y gracias al uso abundante de estiércol vacuno. El control de las plagas por las aves y los insectos era simplemente parte del ecosistema y la cosecha se hacía colectivamente, por y para las comunidades.

La imposición de los sistemas agrícolas industriales en la década de 1960 llevó a que las/os agricultoras/es abandonaran este tipo de agricultura sustentable. Pasaron a cultivar arrozales de ciclo corto utilizando semillas transgénicas y de alto rendimiento y aplicando enormes cantidades de fertilizantes químicos y otros insumos sintéticos para maximizar las cosechas para la venta. El objetivo principal de la Revolución Verde en Sri Lanka fue aumentar la producción agrícola total, en particular para al país autosuficiente en arroz y a su vez mejorar las condiciones de vida de la población rural.

A tea plantation in Sri Lanka.
Plantación de té en Sri Lanka. © http://pxhere.com/en/photo/1380600

“Entonces, ¿se redujo la pobreza?”, preguntamos a Chalani.

“Lamentablemente no mucho”.

Las/os agricultoras/es, cuyas tierras fueron perdiendo gradualmente fertilidad debido a los métodos de cultivo intensivos, se vieron obligados a comprar costosas aplicaciones externas: fertilizantes, herbicidas y plaguicidas, así como semillas controladas por grandes empresas. Estos costos rebasaban ampliamente los beneficios de obtener mayores rendimientos en el momento de la cosecha. Las ganancias de los altos precios de los alimentos quedaron en manos de los intermediarios, no de las/os campesinas/os y sus familias. Chalani explicó:

“Si venden la cosecha a buen precio, los intermediarios aumentan su cuota parte. En última instancia, las/os agricultoras/es no podrían afrontar los costos de sus propios productos si quisieran comprarlos directamente en el mercado”.

Vendors with bananas at market Sri Lanka
Comerciantes esperando en el mercado local de Minuwangoda para vender bananas. © Dennis Sylvester Hurd

También tuvo otras repercusiones en la salud humana y ecológica. La capacitación insuficiente en el uso de los insumos químicos dio lugar a que algunas/os agricultoras/es mezclaran los plaguicidas o los usaran en el momento equivocado, lo que terminaba siendo muy costoso. Algunas mujeres incluso quedaron entrampadas con microcréditos al pedir dinero prestado para poder comprar los fertilizantes. Por doquier en las zonas rurales, las mujeres y niñas/os seguían padeciendo desnutrición. Cerca del año 2002 comenzó a aparecer una enfermedad renal crónica entre las/os agricultoras/es, que la comunidad científica sospechó que se debía a la contaminación del agua con sustancias químicas.

El Centro de Justicia Ambiental (CEJ) desde hace muchos años opone resistencia a este sistema agrícola con uso intensivo de sustancias químicas y aboga a favor de un sistema basado en la agroecología.

En 2012-13, la organización lideró varios “programas de concientización sobre sustancias químicas” en los que informaban a las/os agricultoras/es acerca de los impactos ambientales y sanitarios adversos de los plaguicidas y fertilizantes químicos (agrotóxicos). CEJ publicó varios folletos y libros en singalés sobre prácticas alternativas orgánicas y tradicionales. Llevaron a cabo un análisis científico que demostró que el uso excesivo de agrotóxicos estaba contaminando el agua y obligó a las autoridades locales a tomar medidas para limpiarla. La organización ha luchado contra el glifosato tanto en los campos como a nivel de las políticas, presentó dos demandas judiciales contra la distribución de plaguicidas contaminados con arsénico (2011) y ayudó a las/os agricultoras/es a vender sus productos orgánicos a través de una “ECOtienda”. Una gran victoria fue la introducción del etiquetado de alimentos transgénicos en 2007, como consecuencia de una demanda presentada por CEJ.

En abril de 2021, el sector agrícola de Sri Lanka se sumió en una crisis incluso mayor cuando el entonces presidente Rajapaksa prohibió todos los fertilizantes sintéticos. Este cambio repentino a la agricultura ‘orgánica’ de la noche a la mañana fue un fracaso total. Eso le impidió a las/os agricultoras/es cultivar y provocó un aumento exponencial del precio de los alimentos en un momento en que el país ya estaba enfrentando una profunda crisis internacional de endeudamiento.

“No había suficiente cantidad de fertilizante orgánico para las/os agricultoras/es comerciales que creen firmemente que su cosecha, y por lo tanto sus ingresos, dependen de los fertilizantes químicos. Estaban furiosos”, observó Chalani.

No se les dio tiempo para preparar la tierra, y los productos de soporte que ofreció el gobierno eran pocos y poco frecuentes. La producción de arroz cayó un 20% en los primeros seis meses luego de la prohibición.

Protests at Gotagogama in front of the Presidential Secretariat © Diwanka Randula Podduwage
Muchos agricultores se sumaron a las protestas en Colombo © Diwanka Randula Podduwage

CEJ, junto con otras organizaciones de la sociedad civil, se lamentaron porque el cambio repentino sólo volvería más popular a la industria agroquímica e invalidaría los años de campaña, educación e implementación gradual de iniciativas agroecológicas.

“Esto fue como darle la oportunidad a la industria agroquímica de hacerse más popular entre las/os agricultoras/es como su única salvación”, se lamentó Chalani.

Disfrazada como preocupación por el medioambiente, la prohibición de los fertilizantes fue en realidad una estrategia del gobierno para reducir las costosas importaciones durante la crisis de endeudamiento.

“Si lugar a dudas la decisión fue admirable en cuanto a la eliminación de los agroquímicos. Lamentablemente, lo que no fue tan admirable fue la verdadera intención detrás de la decisión. Claramente, el gobierno adoptó esta medida para ahorrar los dólares que gastaba en la importación de fertilizantes químicos, que rondan cerca de los $400 millones”, explicó Chalani.

En respuesta a la prohibición, CEJ ha incrementado sus actividades de incidencia a favor de una transición adecuada hacia la agroecología, en lugar de simplemente pasar a la agricultura ‘orgánica’. Abogan por un sistema agroecológico, donde se cultive en armonía con el ecosistema local, se preserven los recursos naturales, las/os agricultoras/es compartan sus conocimientos y semillas, y las políticas públicas apoyen el acceso de las/os productoras/es de pequeña escala a los mercados.

En 2021, la organización produjo una “Hoja de ruta de políticas, leyes y medidas para adoptar con éxito la agroecología” y organizaron un seminario virtual con más activistas para compartir conocimientos y experiencias sobre el “Presente y futuro del problema de la agricultura orgánica”. Chalani explicó:

“Elaboramos el librillo para orientar a las/os tomadores de decisiones y las/os funcionarias/os del gobierno que las ejecutan en terreno acerca de la adaptación adecuada de la agroecología”.

Advocacy and education materials developed by Friends of the Earth Sri Lanka
Herramientas de incidencia y sensibilización creadas por CEJ

Aunque en Sri Lanka hay bastantes organizaciones que abogan por la agroecología y la practican y hay algunas iniciativas agenciadas por el gobierno dirigidas a agricultoras/es de pequeña escala (como las asociaciones de “Buenas Prácticas Agrícolas”, las aldeas orgánicas que trabajan con las mujeres en horticultura, apicultura y otras actividades, y oficiales del ejército designados por el gobierno que llevan a cabo tareas de agricultura orgánica), las/os agricultoras/es enfrentan el gran desafío de ser competitivos en el mercado. En un contexto de precios altos de los alimentos y crisis económica, la mayoría de las/os consumidoras/es de Sri Lanka sólo pueden acceder a productos de bajo costo.

Chalani concluyó:

“El concepto que emergió de la prohibición gubernamental de los fertilizantes fue el de agricultura orgánica. Pero nosotras/os no abogamos solamente por reemplazar el fertilizante, que no es más que una de las prácticas de la agroecología.»

En la agroecología se cultiva adaptándose a los procesos ambientales y utilizándolos, preservando a la vez los recursos naturales. Fomenta una mayor diversidad de cultivos y especies, y desestimula el uso de agrotóxicos y nuevas tecnologías peligrosas como los transgénicos.

“Tenemos que presionar por una transición y una conversión integral e integrada –en lugar de cambios unidimensionales— para lograr la soberanía alimentaria a través de la agroecología».

La crisis alimentaria y agrícola de Sri Lanka se venía gestando desde hace mucho tiempo. Algunas de sus causas son el endeudamiento a largo plazo y de larga data, la promoción de las tecnologías de la Revolución Verde que hizo que el país dependiera de las importaciones de insumos agrícolas, y el enfoque en los cultivos de exportación para obtener divisas en lugar de alcanzar la soberanía alimentaria en el país. La experiencia de Sri Lanka es un buen ejemplo de por qué la agroecología debe entenderse como un enfoque integral, que implica una transición social y económica justa en la que las/os agricultoras/es de pequeña escala jueguen un papel protagónico.

Female farmer Sri Lanka
Agricultora riega con agua subterránea en Kalpitiya. © International Water Management Institute

El audio de la entrevista lo pueden escuchar en Radio Mundo Real.

Imagen principal: Protesta de activistas ambientales en Sri Lanka durante la crisis reciente © Janaka Withanage